Cuando uno se muda de ciudad, inevitablemente tiene que mudar también algunas costumbres. Especialmente si el cambio es tan drástico como pasar de un lugar a 2500 metros sobre el nivel del mar con más de 22 millones de habitantes y con una temperatura promedio de 20ºC, como la Ciudad de México, a una población a nivel del mar con menos de 500,000 habitantes con una temperatura de 29º promedio, como Playa del Carmen.
Cosas como el clima, el tipo de flora y fauna, las características geográficas del lugar, los alimentos y su accesibilidad, la urbanización y tipos de viviendas, comercios, etc., nos llevan a transformar nuestra forma de vida en nuestro nuevo hogar. Incluso pueden ser más radicales de lo que pensabas antes de mudarte.
Si vienes de una gran ciudad, lo primero que disfrutas es lo que te da un poblado más pequeño: menos horas en el tráfico, menos contaminación, aire limpio. Puedes contar con más tiempo a la semana para pasear, ejercitarte y compartir momentos con amigos, pareja o familia. En definitiva, tienes una mejor calidad de vida. Pero los cambios que imaginaste que te traería vivir en Playa –trabajar de 9 a 6 cinco días a la semana, en un maravillosos lugar frente al mar, conocer (y ligar) muchos extranjeros, pasar todas las tardes sentado en un bar bebiendo una cerveza y todas las noches estar de fiesta– pueden resultar ligeramente distintos.
Las primeras semanas, seguro cumpliste muchos de estos sueños. Vivir unas vacaciones eternas. Pero pronto se acaban los ahorros y te das cuanta de que la fiesta es mucho más cara de lo que creías, los salarios son mucho más bajos de lo que aspirabas, trabajas los sábados, o incluso los domingos y todo bajo un calor y humedad agotadores. Seguro que antes de mudarte te lo advirtieron todos, “hace muuuucho calor; pero tú lo sabías, te sentías preparado, habías leído sitios superútiles como Soy playense, te decías mentalmente “qué rico clima”, regalaste las botas y abrigos, compraste nuevos trajes de baño, un par de camisetas y pensaste: lo tengo todo controlado. Y así lo crees mientras empacas… Hasta que te mudas.
El clima es el principal factor de cambio en las costumbres, no sólo tienes que usar ropa distinta, tienes que adaptar tus gustos y tu bolsillo: usar bloqueadores todo el tiempo, pagar por ventiladores y aire acondicionado, comprar comida cada tres días para que no se eche a perder, guardar todo en el refrigerador, levantarte más temprano o acostarte más tarde para aprovechar las horas-sombra, etc. Pero también hay otros factores que te obligan a transformar tu manera de actuar y convivir. Aquí te mencionamos algunos a tomar en cuenta si eres recién llegado o piensas mudarte pronto:
1. La humedad: además del sol y la temperatura elevada, debes tomar en cuenta que en Playa hay mucha humedad casi todo el año, pero es mayor en verano, lo que hace que pierdas líquidos y te agotes rápidamente. Te recomendamos hidratarte, debes beber agua y electrolitos de manera constante.
2. El agua: es muuuy dura, contiene gran cantidad de sales minerales que se vuelven lajas sobre el agua cuando ésta no corre y que afectan no solo las instalaciones sanitarias, también la piel y el cabello. No puedes solo hervirla para beber, necesitas filtros especiales o resignarte a comprar agua purificada.
3. La sal: en una ciudad frente al mar, el aire está impregnado de ese gran componente marino: la sal. Tan rica que es en la comida y tan inofensiva que se parece en la arena o el agua, ayudada de la humedad, es capaz de carcomer y corroer todo tipo de metales y materiales. Autos, lavadoras, estufas, muebles, ventanas son presas de los efectos de la sal por lo que tendrás que limpiarlos y cambiarlos más seguido de lo que esperabas.
4. Tipos de trabajo: la mayoría de los trabajos se concentran en el sector turístico y comercial con los horarios y restricciones que esto implica; la oferta varía según la temporada, los salarios en general no son muy altos y muchos de los ingresos dependen de propinas y comisiones.
5. Transporte público: en general es caro y escaso, pero casi todos los grandes hoteles tienen servicio de transporte para sus empleados y hay colectivos y autobuses que cubren recorridos por toda la carretera federal, desde Cancún hasta Chetumal. Aquí puedes saber más sobre la cultura vial playense. En el centro, el transporte público común es el taxi y dentro de poco, también podrás rentar bicicletas municipales.
6. Urbanización: Playa ha crecido vertiginosamente y no ha contado con una planeación urbana adecuada, por lo que hay muy pocas vías para ciclistas, las banquetas son muy angostas o nulas, no hay suficientes lugares de estacionamientos en el centro y a ciertas horas podrás encontrarte atorado en el tráfico y tardar más de lo esperado en un trayecto. No te desesperes, nunca será lo mismo que en la Ciudad de México.
Hay muchas factores más. Aquí te iremos compartiendo más posts y tips sobre algunos de los cambios en las costumbres y hábitos más comunes (y necesarios) que todo playense ha tenido que hacer para disfrutar de este paraíso sin morir en el intento.