A sus cinco años, la niña Azra no solo ha sufrido de negligencia médica, sino también DISCRIMINACIÓN por parte de quienes eran sus vecinos en el fraccionamiento Olivos 2.
Así lo denunciaron en rueda de prensa los padres de la nena agraviada. La hostilidad fue de tal nivel que tuvieron que mudarse a otro departamento, pues los vecinos de Paseos del Sol en Olivos 2 no les permitían usar los cajones especiales designados para personas con discapacidad.
Comenzaron restringiendo el tiempo, dándoles 10 minutos para bajar a la niña, subirla a su departamento y retirar el automóvil.
Azra presenta parálisis cerebral, no puede caminar y requiere de una silla de ruedas para su movilidad de manera permanente. Los condóminos no solo le empezaron a limitar el tiempo del uso del cajón, sino que le prohibían a sus papás dejar su auto ahí a pesar que lo requerían para poder meter la silla de ruedas. La multa por dejar ahí su vehículo es de 2 mil pesos.
A esta altura, cualquiera se preguntaría ¿para qué designar un cajón para personas con discapacidad si se prohíbe usarlo a quien tiene una discapacidad?
Son seis espacios en dicho condominio los que están reservados para personas con discapacidad. La hostilidad fue escalando, pues además de las amenazas comenzaron a ser fotografiados a toda hora y a violar la privacidad de su vivienda al tocar a su puerta a medianoche.
Esta decisión fue tomada por la administración, aunque el propietario del departamento Sergio Bastarrachea no tenía ningún inconveniente en que se estacionaran ahí pues está consiente de la situación de la infante.
Bastarrachea solicitó que los letreros que restringen el uso de los cajones sean retirados, pues vulneran los derechos y garantías internacionales de Azra. Se debe sentar un precedente para detener este tipo de humanidad y falta de empatía.
“Solo pedíamos un cajón de seis, hay seis espacios y nunca hemos visto que se usen”.
Mustafa Celkanli padre de Azra, quien también padece de ataques epliépticos, comentó que necesitaban de manera permanente uno de los seis cajones con los que cuenta el lugar para personas con discapacidad pues lleva todos los días a la niña a terapias, con lo que implica subir y bajar la silla de ruedas.
La empresa que administra el condominio, Q y P ha sido cómplice, partícipe y orquestado esta violación a los derechos de una niña.