“No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí”. Escuchamos una y otra vez estas palabras de Nezahualcóyotl, pero no las sentimos tan ciertas hasta que alguien cercano, muy querido o que ha dejado huella parte de este mundo. Francisco Toledo no sólo fue uno de los pintores más importantes de México, equivalente a Orozco o a Rivera, también fue uno de los más grandes filántropos y activista, siempre velando por la comunidad indígena, por las riquezas naturales, históricas y artísticas de su natal Oaxaca. Fiel creyente de la libertad como la única posibilidad de vida, y de la justicia como la brújula que la guía, hizo de su biografía social una de sus obras más valiosas.