¿Desplazará Cuba a la Riviera Maya?

Por Rosa María de la Peña

Con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, la isla se perfila como una fuerte competencia para la Riviera Maya.

Actualmente, la mayor cantidad de turistas extranjeros que llegan a la isla son canadienses pues hay restricciones del gobierno norteamericano para que sus connacionales puedan viajar a Cuba. Con todo y las restricciones, tenemos que en el 2014 visitaron este destino unos 100 mil estadounidenses. Pero con el restablecimiento de relaciones, el sector turístico en Cuba estima recibir 1.5 millones de viajeros por año, si es que se logra retirar todo lo que por ahora obstaculiza el flujo de turistas norteamericanos hacia la isla.

Ya la empresa naviera Carnival anunció que incluirá a Cuba entre sus destinos a partir de mayo de 2016. Técnicamente no serán todavía “turistas”, sino visitantes de intercambio cultural, artístico y humanitario. La empresa tiene programado un flujo anual de 37 mil viajeros.

Al igual que Carnival, hay otras cinco empresas en Florida a la espera de cumplir los requisitos que exige el gobierno cubano para poder atracar en La Habana. Es previsible que  Estados Unidos desbancará a Canadá como primer país emisor de turistas para aportar al Gobierno cubano alrededor de 2.000 millones dólares de ingresos anuales.

Cuba ya fue 1er destino en el Caribe.

Antes de 1930, cuando todavía no existía el Estado de Quintana Roo ni la Riviera Maya, Cuba fue el principal destino turístico del Caribe debido a la prohibición sobre la venta de bebidas alcohólicas que había en los Estados Unidos, lo que colocó al turismo como la tercera fuente de divisas para Cuba después del azúcar y el tabaco. La Gran Depresión económica de 29-30 y luego la II Guerra Mundial redujeron el turismo hacia Cuba, pero en los años 50 del siglo pasado el interés por la Isla resurgió. Se trató de una bonanza de claro oscuros porque se dio bajo el influjo del crimen organizado que convirtió a La Habana en uno de los principales mercados de narcóticos y ruta de las drogas hacia los Estados Unidos.

La Revolución Cubana, la URSS y el turismo

Cuando triunfó la revolución, el Presidente provisional Manuel Urrutia escogido por Fidel Castro, cerró bares y casinos que servían de centro de distribución de drogas y de prostitución. El presidente instrumentó una nueva política para promover el turismo, pero no logró el éxito deseado porque la presencia norteamericana fue disminuyendo a partir de que se declaró el carácter socialista de la revolución cubana, seguido de expropiaciones y fusilamientos. Además, la propiedad privada se convirtió en ilegal. En Cuba llegaron a instalarse hasta 40 mil rusos. Entre los efectos de su larga estancia, está que los  soviéticos instruyeron al gobierno revolucionario en cómo gobernar de manera totalitaria y desde luego, echaron a andar una economía centralmente planificada, misma que tanto en China como en Rusia se abandonó posteriormente para en su lugar establecer una suerte de capitalismo de estado. Muy probablemente Cuba habrá de adoptar este enfoque, puesto que el mismo Fidel Castro declaró al periodista Jeffrey Goldberg en el 2010 que “el modelo socialista ya no nos funciona ni a nosotros”. Si bien, cabe suponer que aún cuando se corran hacia el capitalismo, ello no significa que estén dispuestos a renunciar a su sistema político totalitario.

El colapso de la URSS en 1989 ocasionó una fuerte depresión económica en Cuba, conocida como el “periodo especial”, desatada a partir de que el gobierno de Fidel no pudo ya contar con la ayuda de la URSS, un Estado que dejó de existir. La necesidad llevó al régimen a voltear de nuevo al turismo. En 1994 se creó un nuevo ministerio de turismo y se invirtieron más de 3,500 millones de dólares en nuevas instalaciones, por lo que la oferta turística cubana está hoy en mejor posición. El caso es que de 1990 al año 2000 el número de habitaciones destinadas a turismo internacional creció de 12 mil a 35 mil cuartos de hotel.

México y Cuba: Competifóbicos

Tanto la Riviera Maya como Cuba comparten el mismo mar, así como también playas maravillosas de arena blanca con destellos dorados. Pero a diferencia de la Riviera Maya que no tiene cerros, Cuba cuenta con montañas que se elevan hasta 2000 metros en sus cimas más altas, las que además ofrecen un atractivo de interés histórico, ya que los revolucionarios como Fidel y Raúl Castro, junto con los legendarios Che Guevara, Camilo Cienfuegos y  Húber Matos se instalaron en la Sierra Maestra para conducir la revolución cubana. No hay que olvidar que originalmente la revolución no fue socialista, sino antidictatorial, ya que estuvo destinada a deshacerse de la dictadura de Batista para restablecer la constitución democrática de 1940. Aunque una vez alcanzado el poder, los hermanos Castro decidieron instalar al partido comunista como único partido en exclusión de cualquier otra alternativa a fin de que los ciudadanos pudiesen realmente elegir uno entre dos o más partidos. Este es un aspecto que previsiblemente va a ser tema para los cubanos opositores, ya que la embajada de Cuba en Estados Unidos adolece de falta de representación democrática, pues los ciudadanos no pueden cambiar el rumbo de la política decidiendo entre opciones políticas distintas, ya que sólo pueden votar por el partido comunista. Cabe destacar que sin opciones, ningún gobierno puede presumir de tener un origen realmente democrático. Pues por más que haya elecciones para diversos cargos, el ciudadano no puede cambiar de una orientación política a otra, ni tampoco renovar al grupo en el poder, que es lo que ha sucedido en Cuba durante 56 años, pero también en México durante los 72 años que el PRI permaneció en el poder y fue identificado como partido no sólo en el gobierno, sino como partido de Estado. En Cuba el totalitarismo ha sido total. En México el totalitarismo ha sido una tendencia porque sí había partidos de oposición pero dentro de un sistema hegemónico de partido. Y, en cuanto al modelo económico, en Cuba ha habido una economía centralmente planificada y en México un sistema de “Rectoría económica del Estado”. En ambos casos está presente el intervencionismo estatal con todos sus inconvenientes.

Conclusiones

Mi impresión es que Cuba en cuanto a destino turístico efectivamente va a competir fuertemente con la Riviera Maya. Pero es previsible que la misma competencia va a traer más visitantes e interés a la zona y ello nos va a terminar beneficiando a ambos destinos.

El desafío es muy interesante, en especial porque tanto México como Cuba comparten una historia de desconfianza hacia la competencia económica y el libre mercado. México antes de los 80 tenía una economía muy cerrada, aislada de la competencia de productos extranjeros pues el gobierno mexicano exigía permisos de importación para una buena parte de las mercancías extranjeras. Por lo que toca a Cuba, como sabemos es socialista, lo que la define como contraria al libre mercado y por lo mismo refractaria a la competencia. Creo que en breve ambos países tendrán la oportunidad de comprobar que la competencia, propia del libre mercado, es buena para todos: para los consumidores y para los proveedores ya sea de mercancías, o de servicios como es el caso del turismo internacional.

Es previsible que Cuba despierte mucho interés entre los norteamericanos ante el levantamiento de las restricciones para viajar, pero México continuará siendo un imán para todos los turistas internacionales no sólo por su oferta hotelera o por la belleza de sus playas y del Mar Caribe, sino por sus majestuosas ruinas y por la cultura maya que se exhibe en sus pirámides, en sus frescos, en sus estelas y glifos que nos hablan de historias misteriosas y fascinantes que no terminamos de descubrir.

Noticias Playa del Carmen

Acerca de Rosa Maria de la Peña

Doctora en Derecho por la UNAM. Profesora de Filosofía del Derecho, fundadora de las Cátedras de Ética Jurídica y Ética y Derechos Humanos en la Facultad de Derecho de la UNAM. Autora de libros de apoyo académico. Obras publicadas por UNAM, Porrúa Hnos, Gernika y otras editoriales. Ganadora del 1er lugar del III Premio de Ensayo en Filosofía Política convocado por la Revista Perfiles Liberales y Fundación Friedrich Naumann.

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